miércoles, 1 de abril de 2009

San Jerónimo penitente. El Greco...

El San Jerónimo que aquí contemplamos es una de las imágenes más sugerentes de los últimos años de El Greco. El santo aparece de cuerpo entero, ocultando su desnudez con un escueto paño de pureza, en el interior de una cueva. Arrodillado, sujeta un libro con su mano izquierda mientras eleva la mirada hacia Dios, creando un acentuado escorzo típico del Manierismo. En la mano derecha porta la piedra con la que se golpean los penitentes. La figura se recorta sobre el fondo oscuro de la cueva, mientras que en la zona superior izquierda observamos un brillo luminoso, hacia el que San Jerónimo dirige su mirada. Doménikos suprime los atributos tradicionales del santo - el manto y el capelo rojos, el ángel o el león - para centrar su atención en la delgada figura, llena de nervio y vitalidad a pesar de aparentar una edad avanzada. Su rostro es una muestra indiscutible de la espiritualidad de las imágenes grequianas, reflejo del sentimiento de la sociedad toledana del Renacimiento y primeros años del Barroco. La escena está sin concluir, apreciándose el abocetamiento en la zona de la izquierda, en el libro y las rocas, mientras la pierna izquierda está sólo dibujada. Es significativa la diferencia con el San Jerónimo cardenal que Doménikos pintara años antes.

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